No estoy hablando del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus
siglas en inglés) liderado por Joseph Kony, a pesar de su repentina
popularidad, ya que sus fuerzas no han estado activas en Uganda desde hace unos
seis años.
Me refiero más bien a una misteriosa enfermedad que se detectó por
primera vez en 2003: el síndrome del cabeceo. Esta semana se cumple casi una
década desde que se detectó por primera vez, y hasta ahora casi no se ha
avanzado en su identificación, tratamiento o contención.
El también llamado síndrome de "asentir con la cabeza"
afecta exclusivamente a niños de 5 a 15 años, causándoles un espasmo
incontrolable que eventualmente los consume y les provoca la muerte.
Las convulsiones, además, los exponen a diversos accidentes -como
ahogarse o quemarse- que muchas veces terminan siendo la causa principal del
fallecimiento.
Se cree que actualmente son miles los pequeños que la sufren.
Scott Dowell, un médico estadounidense que viajó a Asia para
participar en la batalla global contra la gripe aviar, ahora está ayudando a
las autoridades de Uganda a combatir el síndrome del cabeceo.
"Es frustrante no saber la causa. Yo tenía la esperanza de una
respuesta rápida cuando empezamos a estudiar la enfermedad en 2009", dijo
desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus
siglas en inglés) de Atlanta, Estados Unidos.
Al igual que otros trastornos neurológicos, el síndrome sigue siendo
un absoluto misterio. "Podría tomarnos un tiempo resolverlo",
admitió.
Poca atención
Inicialmente, el CDC sospechaba que podía tratarse de una especie de
histeria colectiva. Poco tiempo después los escáneres cerebrales confirmaron
que se trataba de una enfermedad que causa una perceptible atrofia cerebral.
Entonces, ¿el mundo se ha tardado en investigar? Sería razonable
suponer que si una enfermedad está matando a niños en Europa con una eficiencia
tan brutal, al tema se le hubiese prestado mucha más atención hasta ahora.
La Organización Mundial de la Salud, UNICEF y el Ministerio de Salud
de Uganda están muy involucrados, pero recientemente un funcionario ugandés en
el norte del país, William Oyet, expresó su profunda preocupación debido a que
"el número de casos va en aumento".
Dowell asegura que él no puede dar fe de lo que haya ocurrido antes de
2009.
Sin embargo, insiste en que el síndrome del cabeceo ahora se encuentra
primero en la lista de las enfermedades misteriosas (unas seis) que el CDC está
estudiando.
"Nos gustaría investigarla a fondo porque tiene un gran impacto
en la salud pública. Los hallazgos serían muy importantes para los niños y las
familias afectadas".
"Además es interesante desde el punto de vista científico. Y en
tercer lugar, estamos enganchados. Hemos estado trabajado con estas comunidades
durante un par de años y nos sentimos realmente comprometidos", señala
Dowell.
El futuro
A pesar de que el CDC ha confirmado 194 casos, informes confiables
afirman que los niños afectados son "muchos miles".
A diferencia de la gripe aviar, el síndrome del cabeceo no muestra
indicios de contagio de persona a persona, por lo que "no consideramos que
se trate de una amenaza para el resto del mundo", dice Dowell.
"Tenemos la financiación que necesitamos para llevar a cabo
nuestras investigaciones".
Pero cuando se trata de ayudar a las comunidades afectadas por la
enfermedad, Dowell es menos optimista.
"Los pueblos afectados se enfrentan ahora a un futuro en el que
tendrán un gran número de niños con discapacidad, lo que representa un
importante costo para las familias y las comunidades".
"Un costo que, claramente, no está financiado".
fuente
Publicado por
Caalf en 13:39
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