miércoles, 13 de junio de 2012

El fracaso en 3D

Las enseñanzas deben hacerse temprano en la vida

Escrito por: José Silié Ruiz
Destino, designio o decisión, me pregunto yo si serán estas “D” las razones para que una persona fracase en la vida, pero de manera lógica debemos preguntarnos primero qué es el éxito.

Ni para uno ni para otro cuestionamiento tengo las respuestas adecuadas; de tenerlas, en el Vaticano me invistieran como Papa o Bill Gates me contrataría pagándome un dólar  por cada comunicación de sus usuarios y yo lo aceptaría gustoso, pues me permitiría repetir la agradable experiencia  que tuve hace un tiempo de una recepción a toda suntuosidad en la riviera francesa  en un lujoso yate fondeado frente al port de Fontvieille de Mónaco. 

Contrariamente, si tuviera  yo las respuestas a la infelicidad y al fracaso  de muchos en el mundo,  sería entonces el propietario de ese buque y de otras propiedades  palaciegas en Londres, París y New York, en ese orden  por mi gusto particular, y en todas ellas recibiría como invitados a mis amables amigos lectores, con una copa de champagne de la  muy exquisita Cristal de  Louis Roederer. El afortunado Pilarín puede soñar,  no cuesta nada.

Veamos objetivamente cuáles son las herramientas que podemos  incorporar en el cerebro de un niño, para que logre el éxito, todo esto antes de los siete años, para que procure ser un adulto feliz. Las enseñanzas deben hacerse temprano en la vida, pues todo el basamento de la personalidad se estructura antes de ese período, a partir de ahí hay “maduración”. Sin negar la “dialéctica” humana  y de que las improntas cultural  y social son decisivas en esa búsqueda de la felicidad. Pero volvamos a los niños, sustento que lo primero es, que puedan lograr una autoestima adecuada y una seguridad de sí mismos,  que les dará las armas para lidiar con las adversidades y retos  que conlleva el estar  viviendo en este efímero valle de lágrimas.

Segundo: es que el niño debe ser tratado de forma tal que le queden ganas y curiosidad para seguir profundizando en el conocimiento de las cosas y los demás. Complejo proceso que lo enseñará a soñar, predecir e imaginar. En esto conllevo los juicios de Eduard Punset, prominente científico barcelonés, con quien comparto la honrosa pasión de ser  divulgadores científicos.

Qué es lo que hace a una mente inteligente: una gran capacidad de adaptación,  la disponibilidad de recursos sabios para integrarse socialmente y tener las fuerzas para luchar por metas claras y definidas, son estos los elementos  de eso  llamado “Inteligencia Emocional” por Daniel Goleman.  No es más que la capacidad de manejarnos adecuadamente en procura de lo que se llama éxito. Sustento que se hace necesario para que se logre el triunfo personal,  que el cerebro de ese individuo tenga tres elementos básicos: flexibilidad para cambiar de opinión, capacidad de representación mental para predecir lo que va a ocurrir, y un cierto nivel de complejidad neuronal. Si  resumimos, el cerebro de los más inteligentes es mucho más flexible.

Entonces el fracaso no viene dado por -destinos escritos- como una bitácora de vuelo, ni por –designios- de no se sabe dónde, y mucho menos nadie es  tonto para -decidir fracasar-. Si vemos los elementos de una buena crianza son: gran seguridad en uno mismo y un flexible cerebro inteligente,  los principales elementos del  deseado, añorado y gratísimo éxito.

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